Pues sí, el domingo fue mi cumpleaños. 40 tacos uno encima del otro ya. Pero el motivo del post no es lamentarme por la juventud perdida y desperdiciada (que podría, podría) sino enseñaros a todos el pedazo de regalo que me hizo mi mujer. Ha sido especial, muy especial. Tiene un culo grande, enorme para los que no estamos acostumbrados a ese tipo, a esa estructura morfológica.
Pero quizás por ese mismo culo, tiene una voz delicada, potente, rica, llena de matices, que invita a acariciarla, a pulsarla, a intentar sacar de ella cada vez más... ¿eh? No, no, no hablo de mi mujer, hablo de esta preciosidad:
¿A que es preciosa...? Pues imaginaos lo bien que suena...
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