Hay un tema que hace ya tiempo que me da vueltas por la cabeza. Es el tema del famoso respeto debido. En ocasiones me parece que algunos exigen (¿exigimos? no sé si caigo en lo mismo que pretendo criticar...) a los chavales un respeto no correspondido. He visto a compañeros míos de profesión ofenderse gravemente por un comentario (bastante inocente, por cierto) de un alumno cuando ellos llevaban toda la sesión haciendo chascarrillos a costa del grupo. O montar en cólera por la absoluta falta de modales de uno de los chicos, pese a que ellos han entrado en el aula sin ni siquiera decir buenos días. Es que me deben un respeto, que soy el profesor. Pues sí que estamos bien.
Creo que no podemos exigir aquello que no sabemos dar. Y es que el respeto, en mi opinión, no es algo a imponer. El respeto se gana. Y se gana dando tanto como queremos ganar. Es decir, que para exigir, antes hay que empezar por dar. Queremos esa especie de posición pseudodivina de respeto y autoridad absolutos, pero en ocasiones nos olvidamos de que la persona que más hay que respetar en el aula es el propio alumno. Si no les prestamos atención cuando nos necesitan (ya se sabe, siempre andamos taaaaan ocupados), si no atendemos sus peticiones, si nos olvidamos de usar con ellos las mismas fórmulas de cortesía que luego les imponemos (¿Cómo pretendemos que nos pidan las cosas por favor si somos los primeros en ordenar de forma ruda que nos vayan a buscar un paquete de tiza a secretaría?), si no cumplimos, en definitiva, con unas normas elementales de respeto hacia ellos, ¿cómo vamos después a exigirles que nos respeten?
El respeto es una cuestión de modelaje, de dar ejemplo. Somos nosotros, a través de nuestra actitud diaria, los que tenemos que demostrarles que el respeto es la base de una buena convivencia. Es muy bonito llenarse la boca de valores, pero el camino se recorre andando, y el respeto, respetando.
¡Ufffff! Que pedante me ha quedado hoy esto. Quede claro, que no pretendo tirar yo ninguna primera piedra, y que soy el primero en no estar libre de pecado. Pero cuando menos, estas reflexiones me permiten analizar un poquito de forma crítica esos errores que sin duda cometo en multitud de ocasiones. Por favor, no entendais este post de hoy como una pontificación subido en lo alto de mi columna, sino como la reflexión de quien se afana en escalar la montaña para ser cada día un poquito mejor.
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11 comentarios:
Buena e interesante reflexión para tod@s.
En mi clase tengo plastificadas algunas citas, entre ellas ésta:
"No se enseña lo que se sabe, se enseña lo que se es".
Saludos
pues sí, estoy de acuerdo en que hay que ganárselo, pero cuando trabajas en ciertas zonas, no ayuda la familia, sino que fomentan la desconfianza y la crítica. Por otro lado, paradojas, yo intento respetar, pero cuando mando una nota cerrada al profe de mi hijo, éste la abre y como no le gusta el contenido (no era una crítica irrespetuosa )se pone a gritar que no le gusta, que es un mentiroso, que se van a enterar sus padres...¿? delante de toda la clase. perdón por el rollo, compañero, pero hay cada maestro...
Gracias a todos por vuestros comentarios. Y jirbanaso, lamento ese comportamiento tanto como tú. Pero es que ya se sabe stultorum numerus.... Vamos, que malos profesionales hay en todas partes.
Interesante tema...eso del respeto tiene que ver no sólo con alumnos sino también con los maestros.
Es todo un asunto social.
Saludos desde México
Yo , como tu , hermano , todo lo que tengo traigo. Doy lo mismo que pido, y aunque no siempre tengo la mejor de las cosechas, no me quejo del balance. Para tener respeto , hay que ser campesino, ya lo dice aquel..., si no hay mata no hay patata. Y de ganas de cultivar no hay siempre, ni a todo el mundo le apetece siempre..., a mi el primero.Siempre más tonto que mañana, menos malo que ayer, de alguén lo aprendí...
Ignasi, no hablo de igualdad, compañero, hablo de respeto. Y ahí me consta que eres de los que saben respetar perfectamente a sus alumnos (y también aceptar sus bromas cuando éstas lo son). Por supuesto que nuestras posiciones son distintas y nuestros roles diferentes. Y la justicia no es dar a todos los mismo sino a cda uno según le corresponde ;-).
Hermano expatriado, a ver si acabamos de comentar las mil y una historias que tenemos a partir del 18 ante una cervecita en el Bahía.
angelesb, gracias por tu comentario (y desde tan lejos... que maravilloso es esto de internet)
Estoy totalmente de acuerdo con tu exposicion sobre el respeto pero los adultos y los maestros no nos damos cuenta que los niños hacen lo que ven y oyen mas que lo que se les dice que tienen que hacer , nosotros(padres educadores maestros ) somos modelos y si estos modelos fallan pues ellos fallan pero a nosotros no nos evaluan y a ellos si y todos los dias " te has portado muy mal" .Yo he presenciado situaciones que me da verguenza hasta contar de maestros que tratan a sus alumnos con un desprecio que si a ellos se les tratara asi serian capaces de denunciarte .Es urgente mas formacion para los maestros y padres y menos documentos escritos para justificar que se trabaja sobre el tema tantos planes de convivencia y luego ni los leen .YO tengo un refran con respecto a algunos maestros y las leyes , les pasa como al de la gasolina que le da igual que suba el siempre le va a echar 500pts pues eso les pasa a algunos que les da igual las leyes ellos siguen igual que cuando empezaron .
Estupendo el blog y totalmente de acuerdo contigo. Pero veo que a los dos nos hace falta la misma medicina para remediar esto de escribir esporádicamente (parece que me lo digo a mí mismo). La verdad es que para ser un poco eficaces debíamos disciplinarnos y publicar con un ritmo definido, con los inconvenientes, claro.
Pues si, es verdad. Hacer lo bueno siempre es más dificil.
El genio de Quino ilustró esta actitud, aunque no exactamente en un maestro sino en un médico al lado del cual acertó a pasar el papá de Mafalda, en la playa. Al consultarle al galeno su profesión, este es "alzado" en la siguiente viñeta sobre un podio que se asienta en la arena, al mismo tiempo que, en letras destacadísimas, da su rubro: MEDICO.
El respeto no se exige; se merece.
Querido Pablo, me sumo a más de uno en que este blog es, como mínimo, interesante e invita a la reflexión y al debate.
He leído tus entradas desde septiembre y, si me permites la crítica exterior, encuentro a faltar un poco de humildad por tu parte.
Me gusta cómo escribes y tus reflexiones, aunque a veces un poco ingenuas, inyectan positivismo en esta profesión nuestra. Pero no he leído una sola palabra de respeto, valoración o reconocimiento hacia alguno de tus compañeros. No serán todos, seguro que no, pero alguno habrá que te haya servido como ejemplo, alguno habrá que tenga aptitudes que tu no tengas, a alguno le habrás pedido consejo en alguna ocasión. Parece que vivas entre leones, si me permites la comparación. No olvides que no hay nada más bonito que aprender de los demás.
Coincido contigo en que hay algún maestro suelto por ahí que debería dedicarse a otra cosa. Pero incluso de aquellos que tienen un estilo diferente al tuyo, de aquellos que utilizan otros criterios y metodologia, de aquellos que no emanan la bonda que de ti se desprende... de todos siempre hay algo que aprender.
No te lo tomes mal, y tú sigue escribiendo, a poder ser más a menudo pues se nota que te gusta lo tuyo y que tus alumnos te adoran. Pero recuerda que se adora a los dioses y tú eres un profesor.
Un abrazo compañero.
JODER con la manía de los "anónimos". ¿Por qué no os identificais?
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